Después que leí “The Power of Moments”, me di cuenta lo malo que somos para recordar momentos importantes.
Cuando eres niño y ayudas a tu familiar a limpiar los platos, y todo sale bien, con un excelente trabajo, solo te dicen “gracias mi niño.” Asumiendo que salió de ti mismo ayudar, no es mucho lo que se celebra del momento.
Por otro lado, si así mismo ayudas, pero por mala suerte terminas rompiendo un plato (lo cual no es la gran cosa) en el mejor de los casos se te da “un boche” (regaño) o una “pela” (correazos). Por qué somos así?
Ya como adulto, en tu empleo haces excelente trabajo y tu cliente habla bien de ti con tus superiores. Qué obtienes? Un email dándote las gracias. Por el contrario, si otro cliente hace una queja de ti, se te da un “coaching” donde se reúnen contigo por 15 minutos para decirte lo que hiciste mal y “mejorarlo.”
Qué recordarás más fácil? Ese simple email, o esa sesión de 15 minutos? Creo que sabes la respuesta.
Al final te pido que des lo mejor de ti para recordarle a los demás las cosas buenas de una forma más especial. Que se salga de lo normal. Que sea memorable.
Lo más importante es aunque sea sencillo lo que otro hizo por ti o para ti, busca una forma creativa de dar las gracias. Sea dar crédito en frente de otros, dar un regalo, dar dinero, preguntar qué desea esa persona como recompensa o lo que sea que puedas hacer.
Al final verás como más momentos como éstos se repiten para recordarte que tus momentos son importantes cuando lo haces importante para los demás.
Un abrazo!
